jueves, 30 de septiembre de 2010

A OJOS CERRADOS

La extrañeza extrema de la suave inexperiencia sorpresiva, plasma esos motivos desconocidos que nos aproximó de frente con esa ceguez indefensa, persigue los surcos trazados hasta el propio repentino encuentro y escarba en las raices de esa enredadera perfecta que la fortuna hidrata.
No hay razones ni miradas, no hay olores remachados en la inconsciencia misma, no brotan esas dos manos entremezcladas ni recorridos sin rumbo fijo, no hay instantes mas cercanos que hablarnos a ojos cerrados, sentados sobre eso nuestro mientras afuera corre el tiempo.
Los dias y las semanas vestidos de peregrino, sobre los vagones son tan extensos, excesivos, copiosos y perfectos, que disparadas valen la pena cada palabra y cada minuto ingerido.
De lado quedan las dudas y esos calculos profundos, bajo las emociones materializadas desde el comienzo y siempre distantes, de lados el pesimismo nocivo y del otro queda la espera, mientras nos descubrimos a ojos cerrados, esperando el soplo que nos acerque.

1 comentario:

  1. Muy bueno, sobre todo el primer párrafo con la aliteración. Me gusta la expresión "inexperencia sorpresiva"

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